Cuando te fuiste, te llevaste todo el cariño y mi capacidad de amar.
Egoísta...
Y egoísta yo...
Porque para olvidarte necesité sentirme amada...
A pesar de que sabía que una vez roto, no se puede volver a usar el corazón hasta repararlo, dejé que se enamorara de mí.
Lo sabia. Siempre lo supe. Y siempre tuve muy claro que con él no jugaría a mentir.
Y aún sabiendo que ni siquiera le dejaría surcar mi cielo, dejé que le crecieran alas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios